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Levi Street / Vladimir Levi. El Arte De Ser Uno Mismo / Capítulo 1. ACERCA DE LA UTILIDAD E INUTILIDAD DE LAS PEROGRULLADAS

 

Capítulo 1. ACERCA DE LA UTILIDAD E INUTILIDAD DE LAS PEROGRULLADAS

  

lo que hay de más auténtico en el individuo, lo que en última instancia
le constituye a el mismo, es su potencialidad, la cual se revela con indeterminación por su historia.

Paul Valery



ACERCA DE LA UTILIDAD E INUTILIDAD DE LAS PEROGRULLADAS


El deseo de auto perfeccionamiento es tan viejo como la humanidad. La gama de diferencias entre los hombres es inmensa; cada individuo es único. Todos nos sentimos impulsados a cambiar, nunca es tarde para comenzar. Los axiomas de la introspección. Tenerse en estima significa ser exigente consigo mismo.



Un escándalo consigo mismo

Ya todos los buenos consejos han sido dados. Todas las reglas sabiduría y dominio de sí mismo fueron elaboradas mucho antes de nuestra era, y desde los tiempos de Marco Aurelio no se les ha añadido nada esencial. El hecho infortunado de que hasta el presente dichas fórmulas hayan ayudado a pocas personas tiene múltiples causas. He aquí por lo menos dos de ellas:
cuando las personas pueden ayudarse a sí mismas, con frecuencia no lo desean. Muchos se inclinan de manera inconsciente al sufrimiento. A otros les agrada mantener una actitud de impotencia pueril;
cuando las personas desean sinceramente ayudarse guiándose por las sugerencias de alguien, ellas, en su mayoría, esconocen cómo hacerlo, ya que para todo buen consejo se necesitan otros diez de cómo realizarlos.
La mayor dificultad reside en que muchas personas poseen un débil desarrollo de las fuerzas conscientes que podrían controlar el poder del inconsciente en la dirección elegida. Nuestra naturaleza todavía confía poco en nuestro raciocinio. Por eso es muy fácil adoptar cualquier decisión racional en lo que respecta a uno mismo y dificilísimo jecutarla. La armonía perfecta entre la conciencia y la subconsciencia se encuentra con no más frecuencia que un matrimonio feliz. Pero el método predilecto de acción de la subconsciencia es proceder como si tal cosa no existiera, como si la conciencia fuera la que lo controlara todo por completo. Y cuando la conciencia se da cuenta de la mala pasada que le han jugado comienza el escándalo consigo mismo...
Este libro no proporciona fórmulas de felicidad, sino que hace referencias a ciertos procedimientos de ayuda consciente a nuestra subconsciencia. Estos procedimientos, englobados en lo esencial bajo el concepto de “autosugestión”, están al alcance de todo el que desee llegar a dominarlo y sobre todo, que se tome tiempo para ello.
Nos referimos a una técnica elemental para manejar nuestro “yo”, las palancas de autocontrol más fundamentales.

Bueno, ¿y Uds. mismos?

La sabiduría humana, incluida la que concierne al autocontrol, o conoce límites entre la ciencia, el arte, los ritos y la vida otidiana. Se necesita estar ciego para no ver que los métodos de que se vale el actor para compenetrarse con el personaje, las reglas a observar en los conjuros, en la autosugestión, así como las normas curativas y de la vida diaria, son en esencia, una sola cosa. Es cierto que a veces se requiere hacer cierto esfuerzo para percibir lo que hay de común en todo esto, pero entre el auto entrenamiento moderno (AE)* , el yoga antiguo y otros métodos viejos y nuevos de perfeccionamiento espiritual y corporal se han encontrado mucho más coincidencias que diferencias, en su mayor parte originale. Por supuesto, el remedio universal no existe y, probablemente, no existirá, ya que la severa ciencia de la personalidad apenas da sus primeros pasos. Pero existe un flujo vivo del pensamiento al que puede incorporarse toda persona, una encrucijada del conocimiento donde se habla de lo mismo en diferentes idiomas.
Con posterioridad a mis primeros artículos y libros comencé a recibir un sinnúmero de cartas. Apareció un gran número de “alumnos por correspondencia”. Pero no puedo atender toda la correspondencia que recibo, ni tampoco me es posible recibir a todo el mundo... En esta rama hay magníficos especialistas aunque es escaso su número: Así de numerosa es la demanda de personas que necesitan de medios auxiliares para controlar su organismo y su psiquis. ¿En qué medida, pues, el autor domina el método que escribe?En la medida que le baste a él mismo. Es posible que hasta un momento determinado: es indudable que ayudar a los demás es más fácil que ayudarse a sí mismo. El AE no ha hecho de mí un dechado de la perfección, pero me ha ayudado a librarme de muchas contrariedades y algunos de mis tutelados han ido más lejos.

Mientras no truene...

No se puede obligar a nadie a que se autoperfeccione mediante la persuasión, la amenaza o la hipnosis si para ello no tiene motivaciones interiores propias. La misma imperfección con frecuencia nos coge desprevenidos. El individuo comienza a notar su deficiente dominio en sí mismo en las dificultades de la vida diaria: la carga excesiva y complejidad del trabajo, las situaciones de tensión, los conflictos, las enfermedades, los años... Es aquí donde se descubre que muchas personas están como necesitadas de aprender las cosas sencillas o terminar de aprenderlas: la concentración y movilización, el cambio de actividad y el reajuste emocional, el relajamiento, el reposo y el sueño...
El autocontrol es difícil, sobre todo cuando es muy necesario. Un inmenso número de personas nunca lo estudian de manera especial. ¡No es sorprendente que a los exámenes se sista sin estar preparado!

Las diferencias entre las personas

tanto las físicas como las psíquicas, a veces resultan más notables que las diferencias entre los animales de distintas especies. Una misma persona en distintas circunstancias puede diferenciarse más de sí misma que de otra persona. De aquí se deduce que es difícil crear un sistema universal para la salud. Sin embargo, la demanda de tales sistemas ha existido siempre, al igual que las proposiciones sobre los mismos.
Manuales como “El desarrollo de la fuerza magnética y el fortalecimiento de la memoria”, “Gimnasia de la voluntad”, “La escuela del dominio de sí mismo”, “La fuerza de voluntad en los negocios y en la vida cotidiana”, “Cinco minutos al día para la salud”, “Cómo terminar con la agitación emocional y comenzar a vivir” ... vieron la luz en los siglos pasados y antepasados, y hoy día, como es lógico, su número es aún mayor. En algunos de ellos hay muchas cosas útiles, pero el resultado global, evidentemente, siempre respondió a esta fórmula: “los inteligentes se hicieron más inteligentes y los tontos más tontos, mientras que otros miles no experimentaron ningún cambio”. A principios de siglo se hizo popular en Europa y América el sistema de Muller. Al parecer no se podía haber concebido nada más natural y armónico: aire, sol, movimientos diversos, moderación en todo... Todavía existen partidarios de este sistema, mas su mismo creador se desconoce porque tuvo una muerte bastante prematura. Por otra parte, si incluso el sistema no pudo ayudar a su propio creador, ello no significa aún que no sea válido, al igual que si hubiera sucedido lo contrario. Les daré mi opinión: todo sistema es válido a su manera si se le sigue con fe, pero si esa fe es ciega...
Un ejemplo de ello lo tenemos en el yoga indú, que organiza al individuo de arriba hacia abajo, física y espiritualmente, y todo ello durante años. Para obtener lo que se desea del yoga, es necesario reencarnarse literalmente en yoga, vivirlo sin interrupción, adaptarse a él y adaptarlo a nosotros mismos. Esta labor constituye una devoción singular y un estilo de vida peculiar. El carácter global del yoga no excluye la utilización de diferentes métodos, pero desvinculados del sistema su valor disminuye notablemente.
En lo que se refiere al autoentrenamiento, por el momento éste constituye un conjunto de métodos que no ha llegado a convertirse en un sistema que lo abarca todo. Lo más probable es que esto sea lo mejor. Hasta ahora su finalidad es ayudar a aquellas personas que llevan un modo de vida habitual, es decir, más o menos sin sistema. Al igual que el yoga, la principal deficiencia del AE es su restringido campo de individualización.

No hay perfectos

No existe persona alguna que se haya dominado siempre en cualquier circunstancia, como tampoco hay alguno que nunca se haya mostrado dueño de sí mismo.
Muchas personas que se comportan impecablemente en sociedad y mantienen la sangre fría en situaciones de mayor peligro, no son capaces de hacer nada cuando la necesidad les impone estudiar o bien no pueden contenerse ante la vista de una copa de vino. Las personas ordenadas y organizadas suelen ser irritables o tímidas. Unas pierden el control de sí mismas cuando tienen que comparecer en público, otras lo hacen en los exámenes, hay a quienes se lo sucede solamente en situaciones íntimas y están aquellos que lo pierden cuando tienen que tratar a alguien a solas. En una palabra, cada cual tiene sus esferas de autocontrol mínimo y máximo. Y es poco probable de que sea necesario que el individuo se sepa dominar en todo momento de la misma manera.
Yo no podría determinar esta medida, pues cada cual debe determinarla para sí mismo. Para comprender por qué una persona en un caso determinado es dueña de sí misma, y en otro no, a veces hay que analizar su vida desde los primeros años de la infancia, tener en cuenta factores como la herencia y la educación, y mientras tanto, los psicoterapeutas rompen lanzas... Pero uno mismo puede llegar a comprender muchas cosas teniendo en cuenta

media docena de verdades trilladas
a las que el autor arribó
basándose, en parte, en sus propios errores.


1. No es posible cambiarse en la dirección deseada sin estudiarse constantemente.
2. No es posible estudiarse a sí mismo sin intentar cambiar uno mismo.
3. No es posible hacer un estudio, de sí mismo, sin estudiar al mismo tiempo y con igual grado de interés a otras personas por lo menos a una sola persona; pero si son más, tanto mejor).
4. No se puede estudiar a una persona fríamente; por este camino es incognoscible, ya que su naturaleza es contraria al estudio como algo impuesto; sólo ayudándole se puede llegar a comprenderlo verdaderamente.
5. No hay otro modo de hacer un estudio de sí mismo y de los demás si no es en la actividad y en las relaciones sociales.

6. El estudio de un individuo y el autoestudio son, en principio, inagotables, porque el hombre es un “sistema abierto” que cambia imprevisiblemente en muchos aspectos: más que cualquier otro ser, el hombre no “es”, sino que “se hace”.

Pero no vamos a seguir perorando acerca del autoperfeccionamiento; simplemente queremos hacer una advertencia sobre ciertas dificultades relacionadas con la lectura y la manera de llegar a estas verdades mencionadas.
Si alguien considera que el camino seguido por el libro hasta llegar a las manos del lector corresponde al recorrido   a u t o r   —  m a n u s c r i t o   —  r e d a c c i ó n  (instancias) —  t i p o g r a f í a  (instancias) —  l i b r e r í a  —  a l m a c é n  (biblioteca) y si piensa que una vez recibido el libro ya lo posee como una propiedad, es decir, como un cuerpo material y espiritual, dicha persona es
a) ingenua,
b) irremediablemente ingenua,
c) le asiste el derecho a no leer este libro.
La verdadera  b a r r e r a    i n f r a n q u e a b l e  comienza desde el momento en que el lector abre el libro. E incluso antes, mucho antes...

“Muy estimado profesor, Vladislav Yákovlevich:

En su libro “En busca del pensamiento” despertó mi interés... Además, leí su libro “Cómo vivir consigo mismo” y en él me asaltó una duda...

Por anticipado le da las gracias,
Su lectora N.


He aquí un dilema... Deberé, acaso, escribirle a mi agradecida lectora informándola que el libro que ella menciona no es “En busca del pensamiento”, sino “La caza del pensamiento”, que yo no soy Vladislav Yákovlevich, ni tampoco soy profesor, sin omitir punto ni coma y que no es“… …vivir con...”. ¿Y si ella no llegase a leer la carta? No es que yo sea un formalista, pase por lo de profesor, pero, ¿cómo explicar ese extraño velo delante de los ojos, esa sorprendente imprecisión y mengua de la percepción?...
Barrera de la Atención. Leo numerosas cartas y en los ratos libres saco algunos cálculos. El resultado es lamentable, por lo menos uno de cada dos lectores cuando pasea la vista por un libro con las mejores intenciones,
mira y no ve,
o mira, pero ve:
a) no lo que debiera (21,3%),
b) no todo lo que debiera (15,7%),
c) otra cosa completamente diferente (13%).

Otros cálculos arrojan que la cantidad de atención que se invierte en la lectura de un libro en el consumidor medio de materiales impresos es sólo dos veces más alta, por término medio, que la que se invierte en atrapar una mosca y 33,3 veces menor que la consumida en mirar un partido de hockey o de fútbol donde participan los principales equipos del club. Es posible que la gente llegue a fatigarse. Este es el siglo de la locura y es difícil concentrarse... El autor debe tener paciencia, ser atento, debe explicar y masticar ... El autor mismo tiene la culpa si escribe mal, si no es capaz de captarse la atención y va hilvanando un galimatías incomprensible, es decir, crea Barreras del Idioma y Barreras de la Cultura. Y mientras tanto, el lector...

“Respetable doctor.

Leyendo su libro “Yo y Nosotros” me descubrí una psicosis maníaca y una esquizofrenia en fase de tres signos de admiración.
Aconséjeme qué hacer en lo adelante.

Respetuosamente — O.”


“Compañero autor:

Trabajo de bombero y practico el sistema yoga. Lamentablemente, en su libro no hay nada de dicho sistema que se puede aplicar a mi profesión. Esperemos que en la próxima edición esta falta sea reparada.

Le saluda — Z.”


Desde luego que el nivel general, la instrucción elemental, etc., tienen importancia, pero lo fundamental es ver las vendas que tapan nuestros ojos y el cerebro ajeno, o sea, las barreras de cualesquiera dispositivos y filtros interiores. Esto también se capta en sí mismo, pero requiere bastante tiempo...
Resumiendo, el auto-entrenamiento es necesario incluso para la lectura, de manera que ¡al grano! La primera condición es:

ámate a ti mismo como a tus semejantes

El poeta invocaba estas frases irónicamente y el filósofo, en serio. Pero el amor por sí mismo es realidad, el primer deber del hombre. Por supuesto, nadie siente afecto por los engreídos y, por otra parte, muchas personas excelentes sufren de inconformidad consigo mismas. Pero la persona que no sienta un mínimo de aprecio por sí misma es terrible, o aquel que sienta aprecio por sí mismo, con seguridad y sin vacilaciones, es capaz de manifestar afecto por otros. Basta fijarse en las personas más encantadoras, buenas y francas y Ud. se convencerá de que esto es así: se estiman a sí mismas con una tranquilidad tal que no necesitan recurrir a la autofirmación para respaldar este sentimiento, tampoco les hace falta ocultar con demasía sus defectos, ni tienen por qué temer a las burlas y censuras. Este afecto es natural y, por lo mismo, imperceptible y libre de todo artificio. Así son estas personas: derrochan amor a todo momento y enseñan que el amor a sí mismo no tiene nada en común con la presunción y ni siquiera con lo que llaman egoísmo o egocentrismo...
Lo que más se asemeja a esto que acabamos de explicar es la manera de comportarse consigo mismo cuando usted era niño: esa sabia y audaz cualidad del ser vivo, la sensación intuitiva de su propio valer sin atentar en modo alguno contra el valer de los demás. Entonces, todavía inconscientemente, usted amaba en sí a todo el mundo y la irrepetible originalidad de ser único que Ud. es en realidad. Esta trama de genes, esta biblioteca de la memoria, este ser vivo, sensitivo, extraño, conocido, variable, precisamente éste y no otro ser nunca antes ha existido y no surgirá otra vez: este ser es Ud. Cada una de sus propiedades y cualidades es probable que puedan darse por separado en alguna persona, o algo parecido, pero hallarlas combinadas — es sólo una probabilidad entre una vida posible.
La personalidad es, a la vez, más joven y más antigua que la civilización. Cada cual lleva en sí, además de las inclinaciones de aptitudes conocidas que demanda la realidad contemporánea, otras “N” desconocidas que ya o todavía no son necesarias.
Es posible que ahora este libro lo esté leyendo el Genial Recolector de Raíces (época precavernaria), el Gran Hechicero (barbarie) o el Campeón Mundial de Politlón Telepático (siglo XXX) y hoy día el ajustador de sexta categoría.
Somos cementerios de enigmas silenciosos. Si no existiera esa vasta, indeterminada y misteriosa abundancia cerebral que se calienta en las cabezas humanas, ¿cómo podría la Historia en cada época descubrir los genios que necesita, siempre diferentes y desiguales?
¿Acaso no es evidente que cualquier persona es mucho más grande, vasta y profunda de lo que puede manifestarse, sea el campo de su profesión, los versos o el aspecto exterior?
Los jalones de la estimación en que nos colocamos a nosotros mismos son irrisoriamente pequeños y obtusos. Vale la pena amar el misterio no revelado en nosotros mismos, la incomparable concentración del pasado, presente y futuro. Y la primera condición de todo auto-perfeccionamiento, incluso el deficiente y elemental que menciona este libro, es  a c e p t a r s e   a   s í  m i s m o, concederse el derecho al amor por sí mismo, con todos los defectos, independientemente de quién sea o de lo que sea, es decir, el eterno derecho de ser uno mismo. Sólo con este comportamiento hacia la propia persona tiene sentido incluso trabajar sobre uno mismo, pues, ¿para qué perfeccionar lo que no se aprecia?
__________________________________

*Autoentrenamiento, o entrenamiento antógeno: literalmente “autóctono” es un conjunto de métodos de autorregulación psíquica consciente a los cuales hace referencia este libro.

Introducción

Capítulo 2





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