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Levi Street / Vladimir Levi. El Arte De Ser Uno Mismo / Capítulo 10. RESPIRA CON TODA EL ALMA

 

Capítulo 10. RESPIRA CON TODA EL ALMA



Escucha tu respiración y escucharás el ritmo del Universo.

Del Yoga


Es útil reírse, los médicos lo aconsejan...

Sholom-Aleijem



RESPIRA CON TODA EL ALMA


La respiración suya es una poderosa palanca del tono y del estado anímico. El AE respiratorio le ayudará a solas consigo mismo y en colectividad. La respiración y el habla es todo uno. Halle su voz.


Respire profundamente. Ud. está emocionado

Tal era el consejo que daba a sus amigos el conocido O. Bender. Nos permitimos hacer notar que el venerable comendador partía en este caso del principio de la homeopatía, “lo semejante se cura con lo semejante”, ya que un individuo emocionado hasta cierto punto respira con más profundidad que una persona en estado normal.
En efecto, pasando a cosas de absoluta seriedad, merece la pena siquiera escudriñar en nosotros mismos (o, tal vez, respirar hacia adentro) para que inmediatamente sea revelado qué gran cantidad de cosas dentro de nosotros están relacionadas con este acto tan viejo como la vida. Sí, este acto lo es todo: es composición de la sangre, movimiento, sensación e intelecto; en una palabra, la música de la existencia. Sanctasanctórum del organismo, al igual que el pulso, la respiración es el principio de la expresión y la comunicación.
El cambio de respiración es una preparación para el cambio de actividad, y al mismo tiempo, una señal. Al comunicarnos, nos “leemos” la respiración unos a los otros. Este es un importante canal de la transmisión emocional semiinconsciente y continúa actuando por la radio y por el teléfono.
Esto se ve perfectamente claro cuando la respiración se convierte en risa, llanto u otra manifestación ruidosa. Pero existen también otros gestos mimético-emocionales de tipo respiratorio: en casos de sorpresa repentina o de asombro lleno de indignación efectuamos una brusca y breve inspiración, y para denotar desprecio, una breve espiración, una risa entrecortada. En lo más profundo se deslizan sutilísimos matices respiratorio-vocales que denotan simpatía o antipatía, sinceridad o hipocresía... Las personas extremadamente sensibles a los estados anímicos de otras, tienen, por lo visto, un “oído respiratorio” agudizado.
Sin pretender a un riguroso nivel científico, se pueden hacer algunas acotaciones sobre la relación que existe entre la respiración y el temperamento. Por las inspiraciones ininterrumpidas y profundas y las enérgicas espiraciones se puede conocer al impaciente e irritable colérico, al “neurasténico activo”. Una respiración ruidosa con resoplidos, si se excluye la enfermedad, muestra al individuo propenso a las tensiones, de carácter difícil, al cachazudo desconfiado, pero en ciertos casos, bondadoso. Una respiración vigorosa, uniforme, como el movimiento de un buen trasatlántico, pertenece a la persona segura de sí misma, animosa e inconteniblemente activa, mientras que el típico sanguíneo respira tal como se mueve un automóvil de marca superior. Las inspiraciones frecuentes y profundas seguidas de una lenta espiración, testimonian que ante Ud. se halla un melancólico incorregible.
Pero todo esto, naturalmente, es bastante aproximado, pues la respiración es, ante todo, hija del momento.
Esta es una típica función semiarbitraria. El nivel “superior”, aparentemente sujeto por entero a nuestro dominio, lo controla la corteza cerebral: controlando la respiración, controlamos también el habla. Podemos hacer lo que queramos: retardarla, acelerarla, respirar más profundo, retenerla e incluso no respirar absolutamente nada... Pero do es así. Existen límites más allá de los cuales se incorpora un impulso forzado. Por mucho que uno se entrene en la retención de la respiración, llega un momento en que las convulsiones nos obligan a realizar una inspiración. La respiración profunda e intensa — la hiperventilación — también, al fin y al cabo, termina con la pérdida del conocimiento.
Es suficiente que el organismo se resienta de un disgusto o un arrebato emocional y el control libre de la respiración está perdido: sobreviene la disnea, acceso de asma, risa convulsiva, llanto... El ataque de histeria casi siempre empieza con una respiración ruidosa y convulsiva.
Pero el carácter limitado de nuestro dominio sobre la respiración se manifiesta en diversas formas. Influencias inconscientes penetran en el nivel “superior” más alto y lo matizan con sutiles automatismos. Las retenciones involuntarias de la respiración ocurren no sólo ante diversas emociones, sino también casi en todos los estados de tensión, especialmente cuando se realiza una intensa labor intelectual. En casos de tensiones psíquicas prolongadas no cambia la frecuencia ni la profundidad, sino el dibujo tónico, la “letra” de la respiración. Exteriormente, esto, incluso, puede no ser notado, a menos que se trate de un observador agudo. Y a veces puede verse con absoluta claridad que una persona respira y conversa “apretadamente”. (Recordemos otra expresión similar: “no respira parejo...”)
Los impulsos provenientes de los músculos de los órganos respiratorios (diafragma, bronquios, laringe, cuerdas vocales, etc.) están comprendidos, de la forma más íntima, en el aspecto subjetivo de las emociones y los estados de ánimo.
Una persona que experimenta un melancólico desasosiego con una sensación de vaga opresión en el pecho, no sospecha, incluso, que los ejecutores de este estado son los pequeños músculos de los bronquios (pero, desde luego, no son ellos solamente). El tono de la respiración, el “estilo” respiratorio hace un sólido aporte a la creación del fondo emocional interno. Variar la letra emocional de la respiración es tan difícil como variar la letra ya asentada en la escritura, pero no es un caso irremediable.

La Academia de las Ciencias Respiratorias


Hay palabras que resumen tesis y monografías. Una de ellas es la palabra descanso.
¿Acaso se necesita explicar esto? El descanso es el descanso. “Des” es un prefijo que denota alejamiento, separación, desunión (véanse las palabras des-aparecer, des-pedir, des-unir) y el descanso como su sinónimo tiene la palabra “respiración”.
El descanso, por tanto, es aquella actividad en la cual el hombre se libera de su propia respiración dificultosa. Pero sin duda no ex-pira... Sólo ins-pira y es-pira. Su alma obtiene un des-ahogo, un desanso.
Se han propuesto estas fórmulas verbales de autosugestión:

mi respiración está totalmente libre de dificultad,
respiro con desenvoltura,
fácil y desembarazadamente,
rítmicamente,
me fío de mi respiración


y hasta

me causa pereza respirar.

Existen métodos especiales como respirar contando, aumentar y disminuir alternadamente la profundidad y la duración, etc. ¿Qué es, entonces, lo fundamental?
No es ni la frecuencia ni la profundidad. Lo fundamental, al igual que cuando se trabaja con los músculos, es dominar el tono de la respiración. La letra de esta última debe ser legible y corresponder armónicamente a las tareas internas. El campo de actividad es reconfortante: es muy fácil concentrarse en la respiración.

Estornudar con deleite

A un paciente que tenía la respiración “comprimida” le explicaba que cada una de sus inspiraciones debía tener un tanto de bostezo y cada una de las espiraciones debía ser casi un estornudo. “Entonces, ¿estornudar a diestra y siniestra?” — preguntaba él.
Esto no tiene nada de broma. El placer de respirar es el momento fundamental que hay que aprender.
Todo modela la inspiración elemental de la atenuación. Este involuntario “cambio de aliento” es como si borrara la tensión, genera un fugaz e imperceptible placer, pero, un placer, al fin y al cabo: una sensación de sosiego y reanimación. Hay que agarrarse a este instante y hacer de éste un sistema.
Si prestamos atención a nuestra respiración, se puede notar que en ella está presente este momento. Y tanto en la inspiración como en la espiración aparece este leve deleite natural, inherente a la realización de cualquier función del organismo, incluso la más prosaica. Respirando y percibiendo la sensación de la propia respiración, trate aprender e intensificar el placer que proporciona mover desenvuelta y rítmicamente el tórax y llenar los pulmones de aire... Ud. notará que, en efecto, el placer se hará más intenso. Ejercicio: “l i b e r a c i ó n    d e    l a   r e s p i r a c i ó n”  (hacerlo preferentemente en un local bien ventilado).

Postura del AE (eliminación de tensiones). Es mejor tener los ojos cerrados, pero no es indispensable. Respire con el ritmo normal de Ud., sin hacer más profunda la respiración ni retenerla. Lo importante para Ud. es prestar atención a su respiración, una atención positiva, alegre, entusiasta. Preste oído atento al “placer respiratorio”. No realice ningún esfuerzo ni nada que sea artificial. Al cabo de cierto tiempo, la respiración, por espontaneidad, se hará un poco más lenta y más profunda y se realizará con mayor uniformidad. Asimismo, los músculos de todo el cuerpo estarán más relajados; posiblemente aparezca una leve sensación de calor, relacionada con el relajamiento de los vasos. Ahora ya Ud. se deleita con una respiración desenvuelta, se embriaga con ella. El corazón adquiere un ritmo concentrado y tranquilo. Aumenta la sensación de calma, evidente frescor y de un agradable leve ensimismamiento. Mentalmente sugiérase la idea de que ese estado se hace permanente, que le acompaña a todas partes y en cualquier situación. Respire siempre sin dificultad y su respiración le obedecerá en todo momento; sólo depende de Ud.

Después de respirar en esa forma por espacio de 10 minutos (más o menos), dígase a sí mismo mentalmente: “Continúa de esa manera”, después de lo cual se puede terminar el ejercicio y pasar a otros sin tener que efectuar cambios especiales.
En cualquier oportunidad y, en particular, en las situaciones de tensión, pero, preferentemente, cuando éstas son previstas, se puede realizar este ejercicio en un micro-AE “reducido”. Es sencillo y eficaz. El blindado autógeno de la respiración es, probablemente, el mejor recurso contra las influencias externas que nos toman por sorpresa, incluso contra las descaradas, ya que constituye un escudo del equilibrio emocional. Al notar la respiración tensa, proceda rápidamente a eliminar las tensiones; conociendo las situaciones en las cuales estas tensiones suelen surgir, haga funcionar por anticipado la respiración desenvuelta.
Si Ud. suele tener la respiración comprimida, si nota que esta sensación es concomitante con sus estados negativos, comience cada autoentrenamiento ordinario — después de haber adoptado la postura — por liberar la respiración, y sólo después que haya logrado un ritmo automático, proceda a eliminar las tensiones musculares. Poco a poco aprenderá a poner en marcha la respiración desenvuelta, como un autómata, y para mantenerla no se requerirá tanta atención como al principio. Es verdad que la intensidad del “placer de la respiración” disminuirá inevitablemente, pero, por otro lado, la respiración desenvuelta ahora será el fondo y la norma de su vida, un capital constante de sosiego y seguridad.

Carácter rítmico de la respiración

Este método, que yo he probado exitosamente en psicoterapia especial, algunos lo aplican sin darse cuenta.
La duración media de una frase es igual a la duración media de un impulso respiratorio (por algo decimos: “sin tomar respiración”). El ciclo inspiración—espiración es la unidad psicofisiológica del lenguaje oral y musical. Precisamente este ciclo, como también el volumen de la memoria operativa con el cual se relaciona, delimita la longitud de la frase. Cuando sentimos el deseo de iniciar el discurso producimos una inspiración, y en la espiración hablamos. Cuando la espiración terminó, la frase o una parte de ella es cortada por una cesura restringida — una nueva inspiración — y el ciclo siguiente proporciona una nueva “porción” de sentido.
El principio del carácter rítmico de la respiración es muy simple: toda la autosugestión queda desarticulada por el ritmo de respiración y se enhebra en éste. Cuando tiene la autosugestión mental y verbal, las palabras y frases de la autosugestión “espiran” rítmicamente.
Si se compara este proceso con el corte de leña, la inspiración sería “el ademán”, y la espiración, “el golpe”. En cada espiración (y pausa entre espiración e inspiración) se enhebra determinada fórmula lacónica completa, por ejemplo:

inspiración — espiración — pausa — inspiración — espiración — pausa —
mi mano se calienta.., mi mano se calienta...
inspiración — espiración — pausa — inspiración — espiración — pausa —
estoy tranquilo... estoy tranquilo...

Ventaja de este método: la respiración “sostiene” la concentración y devuelve rítmicamente la fórmula a la conciencia.
Si se produce una autosugestión no verbal (búsqueda de una sensación, imagen o idea), la sensación (imagen o idea) “se reúne” o “se encarga” (“debe ser así”) en la inspiración
y “se envía” en la espiración (“así es”). Para que las fórmuías e imágenes “queden impresas” en el cerebro, es posible que no se idee nada mejor.
De esta forma, con un ritmo respiratorio se puede producir cualquier tipo de autosugestión: las que están reguladas y programadas conforme al AE y las improvisadas. Cuando domine la respiración, ésta se producirá en Ud. espontáneamente.

La respiración onírica

“... Al parecer, duerme... Sí, respira uniformemente...”
Cuando se duerme profundamente la respiración siempre es muy uniforme y rítmica. En comparación con el que está despierto, el que duerme tiene una respiración mucho más sosegada y profunda. Apenas se oye respirar a algunas personas y otras hacen bastante ruido al respirar... Volviendo entonces a lo que explicábamos, si se imita la respiración de alguien que está durmiendo, precisamente la que Ud. suele tener en el sueño (a condición de que sea sin ronquidos), se puede alcanzar un estado parecido al sueño. ¿Cómo lograr esto?
A Ud. mismo, por supuesto, le resulta un poco complicado saber cómo es su respiración durante el sueño. Sin embargo, se puede averiguar: por la mañana, cuando se acabe de despertar y se baile todavía semidormido, “por inercia” su respiración seguirá siendo un rato más la misma de la noche anterior, a menos que súbitamente Ud. se acuerde de preocupaciones y cosas desagradables. Trate de captarla y de fijarla en la memoria... Trate de prestar atención a la respiración de las personas que duermen. Haga un día la prueba de respirar al unísono con alguien que esté durmiendo y percibirá enseguida que un sopor se va apoderando de Ud...
La “respiración onírica” constituye el grado más alto de liberación, el predominio absoluto del ritmo natural del reposo. La entrada en la “respiración onírica” es la “respiración libre” y después, sencillamente, Ud. se mantiene “flotando” dentro de ésta. Puede valerse de recursos auxiliares: imagínese, por ejemplo, que en cada inspiración y espiración lo levanta una ola de mar o lo mece un columpio... No escatime tiempo en perfeccionar la “respiración onírica”: adquirirá Ud. una de las llaves más seguras para abrir la puerta que conduce a la tranquilidad interna.
La “respiración onírica” es un método magnífico para tener acceso al relajamiento profundo, del cual hablaremos más adelante. Este puede aplicarse también como un método individual para dormirse más rápido.

Hágase amigo de su voz

En cierta ocasión recibí una carta-confesión de un joven, cuya tragedia consistía en tener una voz débil e insegura.
Después de oir esta voz, nadie puede ya sentir respeto por mí. Esta voz me coloca enseguida por debajo de mi interlocutor, el cual percibe instantáneamente que me siento disminuido... En esas raras ocasiones en que aparece en mí una voz verdadera, me siento una persona completamente diferente, puedo relacionarme con facilidad y desenvoltura y todo me sale bien... Mi voz es mi peor enemigo”... Naturalmente, este es un caso de los más extremos que posiblemente está asociado a cambios endocrinos. Pero, por supuesto, Ud. habrá notado que: las veces que se ha sentido estupendamente bien, seguro y animado (aunque estas ocasiones sean raras), su voz resuena clara, firme y sonora, libre de temblor y debilidad y cargada de ricas y flexibles entonaciones. En los hombres que incluso hablan normalmente alto, se destacan con nitidez las notas mayores de bajo y barítono en dichas ocasiones, mientras que en las mujeres la voz resuena con agradable y melódica expresividad.
Algunas personas se ponen semiinconscientemente a canturrear o a silbar en todo momento. Inclusive, puede observarse que lo hacen con más intensidad en los momentos de tensión...
El propio lenguaje, percibido por el oído y a través de sensaciones provenientes de las cuerdas vocales, la laringe, los bronquios, etc., significa para el estado emocional del hombre en la comunicación, aproximadamente lo mismo que las sensaciones provenientes de los músculos de las piernas para el equilibrio cuando se camina.
Esta es la sensación de “sostén” en la comunicación, la relación inversa que se necesita para mantener una cadena ininterrumpida de actos acertados, y, a la vez, es siempre la sensación de cómo nos percibe nuestro interlocutor. (En los casos de riñas se levanta la voz, pero no sólo y no tanto con el fin de influir en la parte contraria, como de sentirse uno mismo más decidido e irritado...) Cuando el humor y el estado de ánimo atraviesan un mal momento, la voz se hace sorda, “se encoge” y debilita, pero si se siente bien Ud. está “en voz”. Pero también existe la relación recíproca: si Ud. se ha metido “en la voz”, ¡Ud. se siente mejor!
Al joven, del cual hablaba, fue posible ayudarlo.
Le aconsejé que hiciera como Demóstenes: alejarse regularmente a un lugar apartado (al bosque o al campo) y allí gritar. ¿Sí, gritar! Vociferar, desgañitarse a más no poder, desarrollando las cuerdas vocales y fortaleciendo el aparato muscular respiratorio-fonatorio y la relación recíproca entre éste y el cerebro; reproducir en el registro del grito conversaciones rutinarias, recitar versos en voz alta, vocear frases y palabras. dilatar distintos sonidos, cantar... Este joven notó que después de realizar estos ejercicios su voz se hacía más firme y segura (este efecto positivo a posteriori está relacionado, evidentemente, con el fortalecimiento directo del tono de las cuerdas vocales). La voz, sin tensión de ningún género, comenzó a resonar con más facilidad, exuberancia y estabilidad, como solía ocurrir en los raros momentos de bienestar. Por otra parte, en las relaciones sociales le sirvieron de ayuda ejercicios elementales basados en la interpretación de papeles.
El papel que el joven asumió interiormente fue el siguiente: “Soy un ex militar acostumbrado a mandar”. La tarea consistió en “imprimir” su lenguaje en el cerebro de su interlocutor, poner con fuerza una respiración vigorosa en la voz y llevar su resonancia hasta una expresividad emocional artística. Tal vez no se alcanzó un auténtico nivel artístico, pero se logró lo fundamental: el joven dejó de temer a su voz, consiguió que ésta “se abriera”.
De esta forma, la relación entre la respiración y la voz, el tono y las emociones está clara en líneas generales. Ahora voy a proponer algunos ejercicios especiales que cada cual determinará fácilmente por sí mismo la necesidad que tiene de ellos. El objetivo que persiguen los mismos es el estado emocional en la comunicación y son de utilidad a aquellas personas que se turban y pierden la voz cuando tienen que hacer uso de la palabra en momentos cruciales y a muchas de las que padecen la tartamudez neurótica.
Estos ejercicios es mejor realizarlos a solas, pero no vendría mal que Ud., después de vencer la barrera psíquica, pudiera efectuar algunos en presencia de personas, con la misma seguridad con que los deportistas practican ejercicios físicos, si los necesitan, sin cohibirse ante nadie.

(Eliminación de tensiones). Después de inspirar sin dificultad, espire lentamente, pronunciando las vocales “a-a-a”, “o-o-o”, etc., las consonantes “m-m-m”, “n-n-n”, las sílabas “ba-a”, “da-a-a” y así sucesivamente, confiriendo a la voz una resonancia segura, fuerte y vibrante. Varíe la intensidad, la altura y la duración y pase a diferentes registros, pero en todos los casos trate de conservar la soltura y facilidad en la respiración. Sólo poner en tensión el diafragma, el vientre, la parte inferior del tórax y dejar relajados al máximo los hombros, el cuello y la garganta. Pronunciar 7 veces cada una de las siguientes palabras comenzando por un registro bajo, a media voz, e incrementando la intensidad y la saturación emocional (efectuando rítmicamente la inspiración — espiración):


Pueden utilizarse también otras palabras, pero es conveniente elegir aquellas que correspondan al estado que se busca. Incluso pueden construirse frases completas. Logre el máximo de expresividad en la resonancia. En cuanto al contenido de las palabras y frases, éste se convertirá, de un modo natural y espontáneo, en un material de autosugestión de otro nivel.
Lea en voz alta, con diferente intensidad y velocidad, pero siguiendo el mismo principio que rige para un verso o un fragmento en prosa, entone melodías de canciones cuyo contenido se avenga al estado de ánimo que se desea. La calidad escénica de la actuación no tiene importancia; lo único que importa es que Ud. mismo “se meta” emocionalmente dentro de ella y perciba la unidad entre su voz, la sensación y el contenido.
Entable conversación con interlocutor imaginario. En caso de hablar alto, imagínese que dicho interlocutor se halla en otro piso de la casa, en la orilla opuesta de un río, etc. y Ud. necesita decirle algo importante y levantar su voz por encima del ruido que hace una enorme muchedumbre... Su interlocutor tan pronto se acerca como se aleja y Ud. necesita lograr que todo lo que Ud. le diga “llegue” hasta donde se encuentra aquél...


No se desanime si su irónico intelecto se ríe a hurtadillas de la apariencia ridicula de estos ejercicios. En todo caso, no se apresure a declararlos una tontería sin probarlos como es debido.
Como controlador de la resonancia puede servir un magnetófono, pero en los casos en que la propia voz se perciba como extraña y desagradable, es mejor prescindir de aquél. Estos ejercicios desarrollarán en Ud. la seguridad respiratorio-fonatoria y la audacia en la entonación. También le servirá de ayuda imitar a personas conocidas que posean esas cualidades. Una vez que se haya acostumbrado a esto, inclusive a un nivel lejano del nivel artístico, adquirirá Ud. seguridad y soltura hasta un grado que antes parecía inalcanzable.

Capítulo 9


Capítulo 11





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