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Levi Street / Vladimir Levi. El Arte De Ser Uno Mismo / Capítulo 6. EL GENIO DE LA ATENCION

 

Capítulo 6. EL GENIO DE LA ATENCION

Estad atentos hasta el final como al principio y realizaréis lo emprendido.

Lao-Tse


Todo lo verdaderamente grande se hace a paso lento, imperceptible.

Séneca



EL GENIO DE LA ATENCION


Los primeros pasos de autoentrenamiento. Ejercicios que intensificarán su atención y fortalecerán su memoria y capacidad de trabajo. La atención debe ser rítmica. No pensar en nada y pensar en nada no es la misma cosa.


Cómo se monta una novedad

Me siento a la mesa y en lugar de escribir empiezo a dibujar caras. Pero ahora lo haré, en cuanto termine de dibujar esta fisonomía para estimular la imaginación. Esto no puede faltar en el dibujo, la cara debe tener cejas simétricas, la barba retocada... no, mejor pinto ésta... así, éste soy yo... Cuernitos... He aquí un diablillo. A propósito, por poco me olvido que hay que telefonear a B. y preguntarle cómo le va con la mudanza. Marco un número, pero suena ocupado. De paso me acuerdo que tengo que hacer otra llamada. ¿Qué pasa? Están llamando a mis vecinos. ¡Diablos, no hay donde meterme, no hay condiciones para nada, mucho ruido, lo disocian a uno!...
La atención puede ser a la vez obediente y caprichosa: eso lo sabe todo el que ha tratado de concentrarse por lo menos en algo.
Si nosotros detenemos nuestra atención más allá del tiempo determinado, una fuerza interna, perceptible casi físicamente, echa afuera la atención y tanto más intensamente lo hace, cuanto más tiempo se prolonga. (Escuchar es más difícil que hablar.) Evidentemente, la atención debe moverse, pues el movimiento es su estado natural. La primera operación que realiza la civilización con el cerebro es precisamente el sometimiento de la atención, su sujeción selectiva.
Pero, por otra parte, desplazar la atención hacia otro objetivo con excesiva rapidez también fatiga. Por lo visto, para ello existe cierto ritmo óptimo que se dicta desde adentro. Apartándose de hacia dónde la estamos dirigiendo, la atención se adhiere a algo más que puede ser agradable o desagradable o indiferente, menos a lo que es necesario. Para la psiques el trabajo es toda atención forzada. Y solamente una fuerza que se halla dentro de nosotros es capaz de dominar por completo la atención: la fuerza de las emociones.
La verdadera concentración siempre es emocional. La emoción puede ser de diferentes signos: positiva, cuando escuchamos una música deliciosa; negativa, cuando tenemos la idea obsesiva de un inminente disgusto y vaga o comunicativa, cuando oímos una noticia sobre un hecho importante pero aún desconocido para nosotros.
La atención se alimenta, bien de lo que directamente despierta las emociones, es decir, de lo que tiene alguna importancia para nosotros, o de lo que puede tenerla, es decir, de la novedad. Una vez que “devora” la novedad, la atención va en busca de otras “raciones”. La escasez de hechos novedosos por unidad de tiempo genera un impulso de la desviación de la atención; si dicha desviación no ocurre, entonces trata de disminuir la intensidad de la atención, o sea, el grado de vigilia (el sueño es la total “nulidad de la atención”). Con cierta aproximación, a semejanza de la ley de la conservación de la energía, se puede formular la “ley de la ocupación de la atención”; si la atención se desconecta de algo, quiere decir que se dirige hacia otra cosa. Esta ley es justa, al menos dentro de los límites de la vigilia. Que nos durmamos o desplacemos nuestra atención es la exigencia que nos impone el aburrimiento.
Pero todavía queda una vía: el triunfo de la imaginación o la invención.
Mientras una mancha de tinta no es más que una mancha de tinta resulta aburrida, pero en cuanto Ud. comienza a buscar y hallar en ella objetos, animales o personas, cobra vida y lo anima a Ud.
La atención no es sólo un proyector, es además un montador que va armando con los distintos “ladrillos” de la psiquis bloques y estructuras completas. De un modo creador, es decir, produciendo la novedad en el interior, o dicho con otras palabras, recurriendo a la imaginación y a la autosugestión, la atención puede mantenerse por mucho tiempo. La retención de la atención siempre causa un singular estado de la psiquis que no tiene que ser necesariamente negativo. Este estado puede ser ultrapositivo y extraordinariamente productivo. Hace tiempo que esto fue descubierto por hombres de mentalidad creadora y, a su manera, los empiristas de la psiquis en sus cultos religiosos. Las reiteradas repeticiones, los conjuros rítmicos, los estremecimientos, las contemplaciones y las autoconcentraciones se han utilizado desde que el mundo es mundo para causar estados de éxtasis o de trance.
El AE también comienza a partir de tareas que se encomiendan a la atención. Al principio son muy sencillas, tan fáciles como las concentraciones ordinarias de la vida, e incluso, más elementales. Pero, a diferencia de las permutaciones semiespontáneas corrientes, las tareas de la atención se determinan con precisión y orden en el AE. Ud. controla el tiempo y la intensidad de la concentración. Aunque esto nunca se logra al ciento por ciento, la tendencia hace su obra y el intento conduce al objetivo.
Es suficiente una capacidad de concentración ordinaria, pues esta se desarrolla en el transcurso de los ejercicios.
Sin embargo, algunos principiantes experimentan dificultad debido al escaso poder de control sobre su atención. Les cuesta trabajo concentrarse con la intensidad y duración necesaria; aquello que es necesario “se lo lleva la corriente”, es decir, involuntariamente es desplazado por algo. En algunas personas no funciona con la debida precisión y rapidez el mecanismo de permutación de la atención (capacidad de concentración inerte).

¡Infúndese esta idea!

He aquí un círculo vicioso. Para poder concentrarnos bien es necesario que nos infundamos esta idea y para infundada hay que concentrarnos.
¿Por dónde empezar?
El estado de concentración que nos hemos propuesto alcanzar no debe ser en modo alguno negativo: no es con ese fin que practicamos el AE, para atormentarnos, sino precisamente lo contrario. Una concentración positiva, que linde con la inspiración es lo ideal. Pero nosotros somos realistas y primero tendremos al pájaro en la mano; crearemos por lo menos “una capacidad de concentración comunicativa”, la cual es engendrada diariamente por una sencilla palabra: ¡a t e n c i ó n!

Incluso siendo Ud. la persona más inactiva del planeta, Ud. conoce muy bien el estado que origina esta palabra. Se trata ele una “capacidad de concentración comunicativa sugestionada” Les concentrarse en la concentración!

Cuatro esferas de la magia individual

Después de comprender como artista que el control de la atención es el control de sí mismo, Constantín Serguéievich Stanislavski propuso un esquema conciso, según el cual el actor puede controlar el volumen de su atención y, a través de ésta, sus propios sentidos y su comportamiento. En este esquema Stanislavski dividió todo el Espacio de la Atención en tres esferas.
La esfera grande es todo el espacio visible y perceptible (en un teatro es toda la sala de espectadores).
La esfera mediana es la esfera de comunicación inmediata y de orientación (en un teatro es la escena donde aparecen los artistas interpretando su papel).
La esfera pequeña es el actor mismo y el espacio más cercano donde éste se mueve y actúa.
Aunque éste es un esquema simple en extremo, resulta muy acertado. En la vida cotidiana nuestra atención se orienta prácticamente hacia estas tres esferas, sólo que a ellas les añadiría la esfera interna, o sea, aquella parte de la atención que está ocupada con los hechos que ocurren dentro del mismo ser humano, pues podemos estar ocupados a la vez con nuestros pensamientos y con ciertas sensaciones...
La fijación de la atención depende más que nada de la actividad en una situación concreta. Por ejemplo, cuando Ud. está cazando, su atención está fijada, primordialmente, en la esfera grande; cuando Ud. va de compras, en la esfera mediana; cuando se encuentra en el baño, en la pequeña, y cuando está ante la mesa de comer o su escritorio, en las esferas pequeña e interna, pero, desde luego, de modo diferente. Cuando se le da una fuerte chupada a un cigarrillo, en casos de tos, estornudo y algunas funciones naturales, la atención se dirige casi enteramente a la esfera interna. Cuando nos dormimos la esfera de la atención se hace mínima.
Además, existen ciertos estados psíquicos y determinados tipos de personas con una fijación predominante de la atención en una u otra esfera. El llamado tipo introvertido es mucho más propenso a concentrarse en las esferas interna y pequeña, que el tipo opuesto, el extrovertido. La orientación fija en la esfera interna también se produce en ciertos estados mórbidos, como, por ejemplo, la llamada hipocondría, en la cual el individuo está continuamente ocupado con sus propias sensaciones y temerosamente presta oídos a los más mínimos movimientos que ocurren en su interior... Está claro para nosotros que no sólo a un actor le es importante saber controlar la fijación de su atención. Aprendamos, entonces, el primer ejercicio.

El “proyector’’

“¡Atención! En mi cabeza se halla un proyector. Su rayo de luz puede iluminar cualquier cosa con claridad e intensidad colosal. Cuando está enfocado hacia algo, ya no existe ninguna otra cosa, todo lo demás se sume en tinieblas. ¡Este proyector es Mi Atención! Yo controlo su rayo de luz como me plazca; este rayo del luz es omnipresente y penetrante. Moviéndose con facilidad ilumina lo necesario con enorme claridad e intensidad...”


Este tipo de autosugestión (por su esencia) debe preceder a todos los ejercicios de concentración. El “proyector” es una imagen exclusivamente auxiliar, pero quizás a Ud. se le ocurra algo mejor.

Seleccione cierto punto en la esfera grande: por ejemplo, una lucecita muy lejana o una estrella (incluso puede ser un punto auditivo, un ruido sordo y alejado cualquiera). Tome otro punto en el límite de las esferas pequeña e interna: puede ser un dedo o el extremo del mentón no visible para Ud. (los que tienen una barba larga y espesa tendrán que contentarse con la punta de la nariz). Ahora, con el “proyector” de la atención, vaya dando “brazadas” de punto en punto y a la inversa. El ejercicio puede efectuarse con los ojos abiertos o cerrados, es decir, las “brazadas” deben ser exclusivamente internas, mentales. Combinarlas.

¡No olvide: el “proyector” abarca cada punto con la máxima concentración, tanto en uno como en otro! Afórrese a estos puntos con todos sus sentidos, como si los fuera a devorar, incinerar o hipnotizar y Ud. mismo métase dentro de ellos. Y ahora, calma... Ud. está fuerte, seguro e indisolublemente unido a ellos y esto no exige de Ud. ningún esfuerzo... Ritmos de tiempo de las “brazadas”: una por segundo, en 10 segundos o en un minuto, en “n” segundos, durante la inspiración — espiración, etc. y haga variaciones.

¡.. Y si yo separo del libro
Los ojos y más allá de la ventana sitúo la mirada,
Qué cerca quedará todo, qué próximo quedará.
Propio y a la medida de mi corazón!
Pero debo adaptarme más profundamente a la penumbra
Y adaptar el ojo a las inmensidades nocturnas...

Es muy importante aprender a reconocer la fijación de la propia atención y cambiarla arbitrariamente.
Por ejemplo, si su atención estuvo mucho tiempo dentro de los límites de la esfera pequeña (ejercicios intensivos, escritura a máquina, etc.), el descanso debe desviar aquélla hacia la esfera grande (pasear, admirar la naturaleza) o, en caso extremo, hacia la mediana (juegos deportivos de movimientos). Los juegos como el ajedrez, las cartas e incluso el billar con su relativo movimiento, donde la atención permanece fundamentalmente en la esfera pequeña, no son adecuados. Asimismo, el descanso será también la desviación de la atención hacia el círculo interno: AE, relajación, sueño.

Aprendo a mirar
(icontemplación constante)

En una postura cómoda, desenvuelta y relajada mire fijamente durante 1 — 2 — 3 (hasta 5 )minutos e ilumine con el “proyector” de la atención cualquier objeto (una moneda, una caja de fósforos, un lápiz, su dedo, una taza, etc.).
Puede pestañear cuantas veces quiera, pero la mirada debe permanecer dentro de los límites del objeto. Es posible que note que la atención, pese a que Ud. continúa mirando, trata de apartarse del objeto, de alejarse hacia alguna parte por la cadena de las asociaciones internas: haga que vuelva a su lugar una y otra vez. Examine el objeto de cabo a rabo, halle los más mínimos detalles...

Repita este ejercicio hasta que su atención se detenga fácilmente en el objeto. (Esto significa que ella misma halló su ritmo óptimo.)


Aprendo a atender
(contemplación rítmica)

Escoja un objeto cualquiera. ¡A tención! Enfóquelo fijamente con el “proyector” y haga una inspiración sosegada. Después, espire también sosegadamente. En la espiración cierre los ojos: “borre” la impresión. En la inspiración ábralos de nuevo y una vez más enfoque el objeto, mírelo. Continúe así hasta 50 veces y después haga lo contrario: contemplación durante la espiración y “borradura” durante la aspiración. Adopte otro ritmo cualquiera, por ejemplo: a los cinco conteos internos abra los ojos y Ud. mira el objeto; a los dos siguientes cierre los ojos. Se puede combinar el conteo con la respiración. Ud. notará que la concentración rítmica se logra con mucha más facilidad.

Para el AE estos ejercicios tienen importancia como entrenamiento general de la concentración. El segundo ejercicio nos da una buena preparación para el método de respiración rítmica en la autosugestión, el cual trataremos más adelante.

Aprendo a estar absorto
(concentración mental)

Contemple ininterrumpida o rítmicamente cualquier objeto durante 3 — 4 (o más) minutos. Acto segundo: cierre los ojos durante 3 — 4 minutos y trate de producir la imagen mental — visual del objeto, en todos sus detalles. Después de abrir los ojos, confronte la “foto” mental con el objeto real. Repítalo 5 — 10 veces en cada ejercicio. La tarea suya consiste en lograr una nítida visión interna. Por supuesto, ésta no será tan clara como en la realidad, sino que al principio la imagen se parecerá a una silueta borrosa en una profunda oscuridad, pero la perseverancia hará su parte.

Después de aprender a “absorber” y a contemplar mentalmente algunos objetos y figuras, Ud. podrá pasar a cuadros y textos más amplios. Su memoria visual se hará mucho más potente. Por medio de contemplaciones mentales consecuentes y detalladas, Ud. podrá dominar rápida y sólidamente cualquier material.
Aún los pintores del Renacimiento practicaban este ejercicio con algunas variantes. El hábito que ellos adquirieron de controlar la memoria visual, puede aplicarse en la autosugestión con magníficos resultados.

El videoscopio interno

En el intervalo de un medio minuto a 2 — 3 minutos “absorba” con la mirada a un objeto, por ejemplo, una caja de fósforos, y después, a otro, digamos un vaso. Que ambos objetos se queden “impresos” nítidamente en el cerebro. Después coloque mentalmente la caja en el vaso. La superposición puede ser doble, triple, alternando el ritmo, etc.

Los últimos tres ejercicios son útiles sobre todo a los que desean desarrollar una fuerte imaginación visual—espacial. El dominio de los mismos abre la vía hacia la libre operación con imágenes y a la creación de un “videoscopio” interno —vigoroso instrumento de la autosugestión y del intelecto.
Sin embargo, por mucho que lo intenten, ciertas personas no logran producir la imagen visual. No se aflija, pues eso quiere decir que a Ud. le resultan más fáciles que a otros los ejercicios de otro tipo.

Cómo entrar en nuestro propio dedo

La superficie del cuerpo, como ya sabemos, es el límite entre las esferas externa e interna de la atención. En cualquier punto de esta superficie puede ser concentrada la atención, como ocurre involuntariamente durante los dolores, picazón, placeres sensuales, etc. Nuestra tarea consiste en aprender a alcanzar, mediante una atención positiva y consciente, cualquier punto del cuerpo y de igual forma, desviar fácilmente la atención del mismo punto.

L a   f i j a c i ó n   d e l   d e d o  es uno de los ejercicios más sencillos. Este puede servir de llave a todo el arsenal del AE.
Los primeros ejercicios se realizan con el dedo índice de la mano derecha (para los zurdos, con la izquierda).

Variante con los ojos abiertos (preparatoria)


Mire atentamente el extremo de su dedo índice como si lo estuviera viendo por primera vez y tuviera la intención de hacer un estudio serio del mismo; en una palabra, contémplelo como un objeto externo (pág. 75). Se puede aplicar también la contemplación rítmica. Sería una buena señal si ya con este tipo de contemplación Ud. siente calor y latidos en el dedo.

Variante con los ojos cerrados (principal)


Adopte una postura desenvuelta, cómoda, sentado o acostado, pero es indispensable adoptarla de forma tal que su dedo índice no esté suspendido en el aire, sino que se halle encima de algo: sobre su rodilla, encima de la cama o sobre el brazo del sillón. Cierre los ojos y, sin pensar en nada, oriente enseguida la atención hacia la punta del dedo índice. A Ud. sólo le interesa esta pequeña parte de la superficie cutánea que está en contacto con su base. Ella ocupa ahora su atención; en ella se ha reunido todo y en ese momento no existe en el mundo nada más interesante: únicamente su atención concentrada y la punta del dedo. Ahora éste es el único punto de su contacto con el mundo y a través de él Ud. lo percibe todo. Es una enorme superficie receptora...
Respire con más libertad, no tense la mano ni el dedo, no los mueva, pero tampoco trate de mantener una inmovilidad absoluta. El dedo, sólo la punta del dedo. A Ud. le agrada sentir su contacto con otra materia... Trate de representarse visualmente cada milímetro, cada micrón de superficie cutánea, la línea de contacto, como si los estuviera observando bajo un microscopio; imagínese cómo salen desde allí los impulsos, las corrientes que llegan al cerebro... En ese lugar arde una llamita... Improvise, invente lo que sea, para que la atención siga manteniéndose...


En la fase final del ejercicio se experimenta una clara sensación de calor y de latidos en el dedo y con frecuencia se crea la ilusión de que aumenta de tamaño e incluso cambia de forma.
Este ejercicio, al constituir de por sí un buen entrenamiento, abre el camino hacia el AE vascular, del cual hablaremos más adelante. Como toda concentración, ésta causa un estado de autohipnosis parcial.

D e s f i j a c i ó n. Para eliminar la fijación selectiva de la atención en un punto del cuerpo “haga brazadas con el proyector” hacia la esfera grande.

Después de dominar la fijación del dedo hasta el punto en que el pulso comienza a sentirse en un intervalo de medio minuto y con esa misma rapidez desaparece durante la desfijación, realice el ejercicio de esa misma forma con los demás dedos de las manos y de los pies, uno por uno y todos juntos y haga diferentes combinaciones.
Más adelante se puede pasar al entrenamiento de la concentración en otros puntos. Aquí se puede improvisar ilimitadamente.
En los ejercicios de psicoterapia he notado que la concentración en ciertas combinaciones de puntos —“figuras geométricas” del cuerpo— puede contribuir a la autosugestión de determinados estados psíquicos. Ello se explica, evidentemente, por el hecho de que cada uno de nuestros estados constituye cierto “dibujo” del estado de los músculos, la piel, los ligamentos, etc. Cuando experimentamos una sensación de seguridad, por ejemplo, desencogemos los hombros; cuando adoptamos una actitud de resolución apretamos ligeramente los puños y colocamos firmemente los pies y cuando nos calmamos, los movimientos del tórax cambian su amplitud. Así, la atención involuntaria fija todos estos cambios en forma de modificaciones del “dibujo” del cuerpo que se presenta al cerebro.
No voy a entrar en detalles, pues los “esquemas” corpóreos de los estados psíquicos son muy individuales. Pero si Ud. mismo hace un experimento, según este principio, es posible que descubra para sí algo que sea de utilidad.

Acerca de las autosugestiones perniciosas

“Al principio sólo pensaré que me puede doler la cabeza (el corazón, el vientre, la columna vertebral...) y entonces me empezará a doler', mientras más me duela, tanto más pienso; mientras más pienso, tanto más me duele... y cuando alejo de mí este pensamiento, todo marcha bien, pero...”

Para el lector está claro de cuáles estados se trata. Estos se producen con bastante frecuencia. Las autosugestiones perniciosas aparecen por el mecanismo de los estados paradójicos.
¿De qué forma no pensar en un oso blanco? Muy sencillo: pensando en un perro negro, en un cocodrilo verde o en una jaspeada jirafa... Una concentración solamente puede ser vencida por otra. Asimismo, el AE desempeña el papel de concentración disociativa en muchas neurosis.

Concentración significa regreso
(observaciones sobre los ritmos óptimos de atención)

Una vez más recordemos los biopéndulos y el hecho de que mientras estamos vivos todo se mueve y vibra dentro de nosotros. Los instrumentos muestran que incluso en un centinela que mantiene una inmovilidad pétrea, el cuerpo efectúa balanceos rítmico—arítmicos. Los ojos, a pesar de que están fijos en un punto, realizan micromovimientos. Incluso un puño fuertemente apretado: si lo analizamos bien, veremos que se aprieta y afloja sucesivamente, lo que pasa es que sucede con mucha rapidez, como dos operaciones unidas en una sola...
De igual forma se mueve y oscila la atención, hasta cuando parece que está fija e inmóvil sobre algo.
¡La concentración no es de ninguna manera una rigidez inconmovible: es el regreso reiterado al objeto de la atención, el regreso a un ritmo óptimo! Cuando el ritmo es óptimo, sólo entonces se produce la sensación de discontinuidad. Todo lo que de por sí motiva la concentración, todo lo que “asocia”, está sujeto a un ritmo empezando por los más simples actos fisiológicos y terminando por los ritmos del arte. Si Ud. desea que las autosugestiones del AE aporten el máximo de provecho, éstas deben tener un carácter rítmico-recurrente.
La regla fundamental de la concentración reza:
¡No tema a la desviación, tema a no regresar!

Para gustos ...

Los ejercicios de palpar con palabras y compenetrarse con la idea ayudarán en las futuras autosugestiones orientadas hacia un objetivo. Lo más indicado es realizarlos en un estado de previo relajamiento. En cada representación concentrarse de 1 a 10 minutos.

1.Trate con la mayor claridad posible, incluso hasta la alucinación, de ver y retener con la visión interna:
blanqueadores blancos muy blancos;
añil azul, muy azul;
corteza nudosa carmelita;
yema amarilla, muy amarilla;
pintura roja bonita;
hierba verde.

2. Evoque una imagen, trate de sentir el sabor:
limón: ácido, muy ácido, acabado de cortar;
caviar: rojo, chispeante.

3.Evoque una imagen y una sensación táctil:
una aguja punzante;
algodón suave;
pluma suave;
(De las últimas dos representaciones se puede pasar a la de hundirse en un blando colchón de plumas: esto es un magnífico complemento para el relajamiento general. “Sumérjase” en el baño, “balancéese” en una embarcación que navegue lenta e indolentemente, en una hamaca, etc).

4. Trate de lograr representaciones figuradas con la máxima claridad:
vapor caliente de agua hirviendo en una estufa;
la fría hoja de acero de un cuchillo;
el ramaje seco que arde estrepitosamente en una hoguera;
un pañuelo húmedo y frío sobre la frente.

5. Representaciones de argumentos en autodesarrollo; un ejemplo:
Una playa en el mar. El día es caluroso y arde el sol. Ud. se encuentra en traje de baño y se estira con placer...
Mire ante Ud. en dirección al mar. “Cabrillas”... las cabezas
de los bañistas.
Fíjese mejor en la línea del horizonte .¿Qué aparece allí (la silueta de un barco, nubecillas, un avión en el cielo...)?
Observe lo que ocurre alrededor, en la orilla (niños jugando, un perro, una pelota...).
El sol le quema bastante, arde intensamente, Ud. tiene que virarse de costado, tiene deseos de bañarse, se mete en el agua. El agua está fría...
La evocación voluntaria de representaciones claras hasta la alucinación se acepta incluirla en el “escalón superior” del AE. Pero a ciertas personas estas representaciones les salen bien desde el mismo principio y les ayudan a dominar los “escalones inferiores” (ejemplo: a través de la representación “yo estoy en la playa”, se evoca la sensación de calor en el cuerpo). El éxito se determina no sólo por la profundidad de la concentración, sino por el tipo de percepción y pensamiento. En las personas con una forma de pensamiento concreto-figurado surgen fácilmente las representaciones de argumento y, a través de éstas, autosugestiones de diferentes estados. En las personas que piensan más con categorías abstractas, se evocan con más facilidad distintas sensaciones que no están relacionadas con representaciones de ningún tipo.

Cómo pensar en nada?
(ejercicios especiales para dispersar la concentración)

La tarea de éstos es directamente opuesta a todas las anteriores: crear una total dispersión de la atención, la divagación de ésta, no permitirle que se detenga en nada, algo así como el estado en que normalmente suelen encontrarse las criaturas que están en vela, cuando no les hace falta nada.
La duración de los ejercicios es de 1 a 5 minutos.

P r i m e r a   v a r i a n t e : con los ojos abiertos. “Deslizamiento.”
Acostarse o sentarse clavando la vista en un punto (supongamos que el punto se encuentra sobre una pared a dos metros de distancia). Con la vista trace frente a Ud. un círculo con el centro en este punto de un metro de diámetro aproximadamente. Al cabo de un segundo más o menos trasladar la vista a cualquier otro punto de este círculo; al cabo de un segundo más a otro punto y así sucesivamente, en un movimiento “browniano” caótico. Todos los pensamientos y representaciones son ahuyentados: Ud. sólo está ocupado en deslizarse de un punto a otro.

S e g u n d a   v a r i a n t e : ídem, pero Ud. no obliga a su mirada a deslizarse, sino que ella misma se deslizará a donde quiera, dentro de los límites del círculo. A Ud. no le interesa nada ás.

T e r c e r a   v a r i a n t e : con los ojos cerrados, sentado o acostado.
Ud. sencillamente cierra los ojos y trata de no pensar en nada. Esto no se logra ya que surgen pensamientos, representaciones, recuerdos espontáneos, etc; entonces Ud. hace lo mismo que en la primera variante, apenas surja determinado pensamiento o imagen Ud. trata de que se “deslice” suavemente hacia otra cosa, de allí a una tercera y así por el estilo (“Un Gato... Una Bufanda... Una Plantilla del zapato”). Ahora Ud. no piensa en nada porque piensa en todo.
La atención vuela de representación en representación “en una sola pasada”. Después de hacer esto 2—3 minutos, de nuevo libere por completo la atención, permítale que se vaya hacia donde ésta busque. Una vez más haga lo mismo en forma alternada. Durante tales ejercicios puede aparecer la soñolencia y a algunas personas les ayudan estupendamente a dormirse.

C u a r t a   v a r i a n t e : el “renacimiento” sólo se logra en aquellas personas que han comprendido a la perfección la esencia de la autosugestión.
Cierre los ojos. Ordénese a sí mismo con intensidad: “lo olvidé todo. No sé nada. Todo es desconocido”. De inmediato durante 2 — 3 minutos efectúe una “pasada” interna, después abra rápidamente los ojos.

En el caso de que la autosugestión funcione, Ud. verá una situación conocida, como si la viera por primera vez extrañado. Repita esto cinco veces y cada vez que lo haga el efecto se intensificará; Ud., en cierta medida, se acercará a aquella visión primitiva, o mejor dicho, a la primera sensación de las cosas que Ud. tuvo en la niñez y que sólo es propia de un adulto en las primeras fracciones de segundo que siguen a un súbito despertar: superficies limpias, formas colores, con indefinida significación, con una incomprensible relación recíproca... Esta visión es imposible mantenerla por largo tiempo, pero resulta satisfactoria si ésta se prolonga algunos segundos.
Los ejercicios para dispersar la concentración, sobre todo el “renacimiento” sirven de ayuda en una actividad creadora intensa, contribuyendo a la vez que descansen y emerjan de la subconsciencia las nuevas ideas. La combinación rítmica de la concentración y desconcentración proporciona magníficos resultados. He aquí una de las variantes.
P u l s a c i ó n   d e   l a   a t e n c i ó n  (ejercicio especial para los que realizan un trabajo intelectual y que sirve para entrenar la movilidad psíquica).

Concéntrese en cualquier objeto, representación o acción interna. Que esto sea por lo menos un “triángulo isósceles” o la multiplicación 395 X 648. Durante 15 — 20 — 30 segundos practique una concentración intensiva, después de lo cual la interrumpe de súbito, se entrega a un estado de total postración y relajamiento, cerca de 10 segundos. Después concéntrese nuevamente y una vez más interrumpa la concentración, así hasta 10 veces.

Improvise. Este ejercicio está concebido para analizar las reservas subconscientes de la concentración.
¡Lectoras y lectores que se han planteado la tarea de dominar la psicotecnia! Uds. sólo podrán tener una idea completa sobre el AE al leerse todo el libro en su conjunto, de cabo a rabo. Regrese pues de vez en cuando a este capítulo y a los ejercicios dados en él. Ni uno de ellos por separado garantiza un milagro, pero cada uno le ayuda a descubrir lo que hay de nuevo en uno mismo y facilita la búsqueda independiente de lo óptimo individual, que es probable resulte efectivamente un milagro.

Capítulo 5



Capítulo 7




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